Camino...
Y entonces, una mañana preguntaré retóricamente a mi alma: ¿ahora qué? Y sabremos, en un silencio cómplice, que ahora, ahora nada. Y más bien trataremos de encontrar un motivo, pero las causas, a veces efímeras, a veces nefastas; dejan un sentimiento de culpa por lo que pudo haber sido, y por lo que no fue nada. Si mi reacción es el olvido, juro perder la memoria. Aunque realmente sea el corazón quien reclame su droga, será el rencor la medicina de las mentes, seremos dos destrozando una historia. Y un tercero, aplaudiendo desde las tribunas del gallinero el fabuloso espectáculo de desamor. Aplaudiendo y disfrutando mi última obra de arte. Porque nadie puede negar que amar es un delirio… y los locos somos irrefutables artistas. Ahora bien, ¿habrá un camino con treguas? Porque para aquel entonces, me habré perdido. La misma cara, el mismo cuerpo, los mismos gestos. Pero detrás de mi disfraz de humanoide se esconderán los lamentos, el llanto, y la decisión. La decisión, el firme compromi...