Los 7 secretos del viento
Contarte por ejemplo, que si algo sé de libertad fue porque me inspiraste, me obligaste a hacerlo. Dialogar en los puentes que tendimos sobre las incertidumbres de la independencia, cebarte un mate con la dulzura de las palabras que me diste y repetirte una y mil veces todas las historias que nos contamos. Yo la quería, y ella era buena mintiendo. Vos siempre supiste que el amor no se queda sin batería, ¿no? Abriste el baúl de añoranzas y me hiciste soñar con tus sueños. Una vez te dije que no, ¿te acordás? Yo todavía me acuerdo. Y creo que el reloj que abraza mi muñeca no entiende nada del tiempo, ¿podríamos, por favor, volver a intentarlo? -Sí, sí quiero. De mi espíritu inquieto arden llamas, se incendia todo adentro. ¿Sabés? Nunca hablamos del viento… por decirte cualquier cosa, podría decirte que te quiero. En una brisa secreta que entre sigilosa por el ventanal que da al jardín trasero, que no roce ninguna mejilla, que se duerma sin mayores pretensiones en tu pecho. Ya...