Amén...


No existe denuncia ni súplica de amor. No caen lamentos del cielo…ya no llora ni pide perdón. Una roca en el alma, una roca en el pecho…una roca donde originalmente va el corazón. Si lo piensa es destino, es liturgia… si lo pienso es castigo. ¿Tendré que ver con su decisión?
Si lo reflexiono es prueba, es yugo liviano para la fe, una carga del cuerpo que fortalece el espíritu. Una canción con melodía lenta que alegra los sentidos y emociona la piel…no, no es castigo. No puede ser castigo.
¿Siempre tiene Él estas maneras tan complicadas de ser Dios? ¿No hay obstáculos más pequeños? ¿Siempre pide tocar lo que uno más ama? Misterioso es el obrar. Providencial será el andar.
No quiero caer en pensamientos de la carne, ni sentir absurdos los golpes de la pasión. Si te pido fuerza, ¿pido mucho, Señor?
Si no alcanza el tiempo para entender… que alcance la vida para sanar. Ése es mi único Amén.

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