Tiempo Muerto
Le reniega el corazón por el viento fuerte que abraza sus cabellos. Le tiene celos hasta el aire que la toca toda, cada momento. Está ahogado en el mar violento de la soledad cuando piensa que ya transcurrieron tres poemas y dieciséis canciones, cinco mañanas en ayuno, un almuerzo lleno, la cena por dormir y la madrugada del sábado con abstinencia. Piensa en ella. La recuerda alegre y eso lo ahoga. Se olvida de respirar porque su cabeza enferma se queda con el aire que le sobra en ése segundo de la historia sin fin, de los lazos que no los unen, del día que llena otro día que llena otro mes en el año lunar del calendario salvaje. Y se va, apenas llega el oxígeno se va. Revuelve su sangre, sus neuronas, acaricia sus pulmones pero nada de lo que haya tocado permanece puro porque esa es la fragilidad del universo y es también su mayor poder alterno: el cambio que cuando exhala vomita dióxido de carbono. Se distrae mirando por la ventana. El día es gris y llovizna. Reflexiona sob...