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Mostrando entradas de julio, 2018

La alfombra de bouclé

Estuvimos cerca, otra vez. Nuestros pies compartieron la alfombra de bouclé estructurado de color cobrizo. Arriba del modular se sostuvo, como siempre, el movimiento físico y constante de un péndulo de Newton al compás de un tic tic tic tic tic tic imparable e infinito. En la pared que daba a   mi espalda permaneció ése estupendo cuadro de Le Parc realizado bajo la técnica poichoir que me provocó la habitual alucinación de estar dentro de una fantasía artística mezcla de postmodernismo y el pasado de los sueños vulnerados. Durante los 45 minutos sostuve entre mis brazos el libro cerrado, las llaves del auto y el viejo monedero colorado que me obsequiaran en razón de mi último cumpleaños número 56. El lenciado Cendric tiene una particularidad: no habla. Nunca habla. Particularidad especialmente traumática   considerando su profesión, él es mi terapeuta. A mi me gusta tomar asiento en la alfombra, siento la libertad de hacerlo y lo hago siempre. En cambio él, suele usar el d...

El misterioso camino a Marte

-¡Oiga usted! -¿Yo? -¡Si! ¡Usted! La de los ojos tristes. -¿Qué? ¿Acaso yo tengo los ojos tristes? -Sì, hay una canción azul arriba del árbol que cuelga de las Tres Marías. ¿la conoce? -No, no. No tengo la más pálida sensación. -¿Pero cómo? ¿Usted no viene de Marte, acaso? -No. Siempre he sido. -A mi me parece que usted viene de Marte . -Le digo que no. Siempre he sido. -¿Me permitiría, entonces, tocarle el cabello? Porque acá, todos los lados son pocos. -Si, claro.- agacha su cabeza y le facilita los cabellos sueltos. – No soy de Marte, ¿vio? Siempre he sido. -¿Y no le dijeron nunca alguna vez que tiene los ojos tristes? -¿A usted le dijeron, alguna vez siempre, que sus dedos son de seda? -¡Vaya! ¡Qué afirmación más confusa porque yo dedos no tengo. De donde vengo nunca he sido. -¿Cómo es posible eso? ¿Puedo apoyarle mis labios en su boca? Es que me inquieta la velocidad en la que mueven para hablar. ¿Ustedes besan? ¿Usted sa...