Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2018

Todavía no sé usar el paraguas

Todavía no sé usar el paraguas. Prueba de ello es lo que me sucedió esta mañana mientras caminaba tranquilamente hacia la oficina. Mi  paraguas  iba encendido, o abierto, como se diga. Caminaba con tranquilidad mirando el piso pensando que en Salta no pisar caca de perros es casi imposible, algo similar sucede cuando manejo el auto y voy esquivando baches. Debe ser que nuestro destino es perfeccionar el arte de superar obstáculos, lo cual en cierto modo es bueno, porque perfecc ionarse en algo es sinónimo de crecimiento. Como comentaba al principio, todavía no sé usar bien el  paraguas , a raíz de esto la parte derecha de mi cuerpo se iba mojando. La llovizna era suave así que casi no me percaté de ese húmedo detalle. Me gusta caminar, me relaja. Ir mirando rostros, historias, escenas, me parece muy entretenido, incluso musicalizo las escenas con canciones en mi celular y los desconocidos quedan bonitos, hasta el que tiene cara de furioso, de frustrado, de enojado...

Poema a tus cicatrices

Le escribo un poema a tus cicatrices, a tus ataduras, a tus huecos. Le dedico palabras a tus miedos, a tus sin sentidos. Te observo desde mi fragilidad, y te miro con atención. Te siento impertinente, obstinada. Te huelo rebelde, agresiva. Tu piel en tinta indeleble me grita dolores ocultos, y arde en tus ojos el infierno de un pasado hostil. Me ofrezco, entonces, como humilde sacrificio en el ritual obsceno de lo prohibido, Y pienso en ése Dios pagano Al que le rezas y dedicas plegarias vanas. ¿Acaso ya se despertó la flor del cardón? ¿Acaso ya duermen tus sueños inconclusos de amor? Le escribo un poema a tus cicatrices, Arma dura testigo de la batalla interna que no encuentra fin.