Todavía no sé usar el paraguas
Todavía no sé usar el paraguas. Prueba de ello es lo que me sucedió esta mañana mientras caminaba tranquilamente hacia la oficina. Mi paraguas iba encendido, o abierto, como se diga. Caminaba con tranquilidad mirando el piso pensando que en Salta no pisar caca de perros es casi imposible, algo similar sucede cuando manejo el auto y voy esquivando baches. Debe ser que nuestro destino es perfeccionar el arte de superar obstáculos, lo cual en cierto modo es bueno, porque perfecc ionarse en algo es sinónimo de crecimiento. Como comentaba al principio, todavía no sé usar bien el paraguas , a raíz de esto la parte derecha de mi cuerpo se iba mojando. La llovizna era suave así que casi no me percaté de ese húmedo detalle. Me gusta caminar, me relaja. Ir mirando rostros, historias, escenas, me parece muy entretenido, incluso musicalizo las escenas con canciones en mi celular y los desconocidos quedan bonitos, hasta el que tiene cara de furioso, de frustrado, de enojado...