Todavía no sé usar el paraguas
Todavía no sé usar el paraguas. Prueba de ello es lo que me sucedió esta mañana mientras caminaba tranquilamente hacia la oficina. Mi paraguas iba encendido, o abierto, como se diga. Caminaba con tranquilidad mirando el piso pensando que en Salta no pisar caca de perros es casi imposible, algo similar sucede cuando manejo el auto y voy esquivando baches. Debe ser que nuestro destino es perfeccionar el arte de superar obstáculos, lo cual en cierto modo es bueno, porque perfeccionarse en algo es sinónimo de crecimiento.
Como comentaba al principio, todavía no sé usar bien el paraguas, a raíz de esto la parte derecha de mi cuerpo se iba mojando. La llovizna era suave así que casi no me percaté de ese húmedo detalle. Me gusta caminar, me relaja. Ir mirando rostros, historias, escenas, me parece muy entretenido, incluso musicalizo las escenas con canciones en mi celular y los desconocidos quedan bonitos, hasta el que tiene cara de furioso, de frustrado, de enojado, cobra otro sentido.
Repentinamente, la lluvia empezó a caer con más fuerza y su intensidad se tornó molesta para los transeúntes quienes vieron necesario aumentar la velocidad de paso para mojarse lo menos posible.
-¿Puedo cubrirme con el lado que no estás usando?
E inmediatamente la tenía debajo de mi paraguas, caminando a la par. Una mujer de unos 35 años lleva puesta una camisa blanca abotonada que va por debajo de su falda negra. Camina veloz y eso me preocupa, porque la gente que usa tacos y camina tan rápido cuando llueve me genera el miedo ordinario a la inestabilidad, siempre pienso que se van a caer y las caídas son peligrosas, las recaídas mucho más.
-Claro, vamos. – digo, como si estuviera dándole un aventón a alguien en mi auto pero sólo voy cubriendo a una desconocida de esta lluvia que cada vez me parece más agradable.
-Salí a comprar facturas, y no llovía así. Ahora se largó con todo. ¡Qué tiempo loco! ¿no?
-Sí, que no te sorprenda que en unas horas salga el sol. Ya viste como es Salta- Pensé en la caca de perros, en los baches y en las mujeres que brillan en los días de lluvia, como ella.
-Ahí es mi trabajo, mirá-me señala la entrada de Sancor Seguros. -¿Vos qué vas a hacer?
-¿Ahora? Escribir sobre vos y de lo mal que uso el paraguas, y lo bien que me va en la vida.
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