El miedo

La primera vez que pasó yo tenía 5 años. Iba en el colectivo, regreso a casa, sabiendo que había pasado lo peor que podía pasar. Lloraba desconsoladamente y la gente a mi alrededor ni siquiera lo notaba. Bajé del colectivo en la parada de siempre, la diferencia es que iba sola. Llevaba en mi mano la bolsita rosa de jardín de infantes que contenía una taza naranja y una servilleta bordada: “Jimena” en letra de carta, en cursiva, prolija. Yo tenía los ojos hinchados de tanto llorar.

Sólo fue un sueño. El primero de muchísimos más que se seguirían. Ésa madrugada me desperté entre sollozos gritando “mamá, mamá”. Fue la primera vez que me pasaba, y nunca lo olvidé.

A medida que crecí el sueño se repetía, cambiaba, sí, mi edad, la situación, el contexto pero siempre, absolutamente siempre, pasaba lo peor que podía pasar.

Fue así como durante el transcurso de toda mi vída me desperté llorando, en medio de gemidos y lamentos, así como llora una nena de 5 años.

“Sólo es un sueño” me dijeron muchas veces, “sólo estás soñando” me dije a mi misma en varias oportunidades.

“Dicen que, en realidad, cuando soñás eso le das más vida”. Así dicen.

Durante la vigilia casi nunca lloro, probablemente todas mis lágrimas me inundan los sueños, las vacío ahi en ese lado desconocido. Hay un lugar al que voy a menudo mientras duermo, no es un lugar que me guste pero por algún motivo siempre vuelvo. Es que tengo un don, aunque llamarlo don no es del todo cierto, pero por algún motivo que no sé explicar casi nunca sueño conmigo. No soy protagonista de mis sueños, soñar para mi es ver una película. A veces, ni siquiera conozco a las personas que participan y mucho menos a las historias que relato de dormida. Pero tengo una particularidad, cuando el sueño se trata de mi pasa un tiempo y después, un mes, un año, 15 años,sueño su continuación. Me despierto y sé con certeza que se trata de la segunda, tercera, cuarta parte, de algún sueño que soñé antes.

Y para desgracia mía, los sueños que me incluyen son siempre desagradables. Son siempre pesadillas. Tenía 5 años la primera vez que soñé que pasaba lo peor que podía pasar. Hoy ya tengo 32 y no estoy segura si estoy soñando o si esto es verdad.

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