Luna de otoño
Van a dar las 11 y todavía está dando vueltas alrededor del living, pensando que los finales anunciados no deberían existir. Que el mundo está cargado ya de historias vacías de contenido, que no se deberían usar las palabras si no hay nada serio para compartir. Del otro lado del país, una muchacha de ojos marrones claros está pensando en él buscando en las historias de Instagram algún meme agradable que pueda enviarle, sólo quiere iniciar un diálogo, retomarlo. Existe una diferencia abismal entre él y ella. El es un defensor de la lectura de libros impresos, manoseados, releídos, subrayados. Ella, en cambio, es de la generación de las pantallas. No hay en su habitación ni un solo libro. Ni uno sólo. Al mismo tiempo se acercan a sus ventanas. Él, a la ventana del living que da al parque de la Señora de los Mares, y ella se acerca a la ventana de su cuarto que está en un séptimo piso de un departamento de Lanús. Pese a los 1500 kilómetros de distancia que separa ambos cuerpos, ...